Somos moros, estamos negros

I.

Hay veces que parece que navegar por Internet tuviera premio. Es como comer yogures e ir levantando tapas donde habitualmente aparece un triste sigue buscando.

Mi premio fue encontrar este ‘Hirnos de Andalucía’ de la Peña Wagneriana, un maxisingle editado en 1987 y cuyos autores, Antonio y Rogelio López Cuenca, Alain Piñero, y Antonio Urbano no son otros que algunos (o todos, quien sabe) del colectivo Agustín Parejo School. Una estrella fulgurante e ignota dentro del manoseado y ligero panorama de las artes en nuestro país durante la década de los ochenta.

No me voy a poner en estos momentos a echar flores a estos simpáticos sinvergüenzas o a hacer una recensión historiográfica sobre sus hazañas, lo dejo mejor para otro día, como todo, pero si que es triste que no pueda referenciar ninguna monografía o web donde el avezado lector pueda satisfacer su curiosidad.

En todo caso recomiendo echar un vistazo a las enjundiosas publicaciones de Desacuerdos.

II.

Lo cierto es que conocía la existencia de la Peña Wagneriana, como proyecto de Agustín Parejo School, pero hacía mucho que el dato había desaparecido de mi memoria. Me topé con ello de casualidad mientras curioseaba por los post de este blog, Hand Beanies, que contiene material muy interesante.

A destacar la recuperación de los volúmenes  recopilatorios de Necronomicon, un proyecto de electrónica industrial y vanguardia radicado en Puertollano a mediados de los ochenta.

¡Olé la intrahistoria local!

enero 25, 2010. Etiquetas: , , , , , . Anti D. 1 comentario.

Trolls

Una de las cosas que se han hecho visibles en los últimos años a través de internet son los trolls. No es que no existieran, siempre han existido. Pero internet les ha permitido sacar del armario lo peor de sí mismos. Antes de internet el troll sólo aparecía en reuniones familiares con alguna copa de más ante el pobre cuñado de turno, o a las dos de la mañana en un pub de mala muerte tras alguna cena de empresa.

Era en esos momentos en los que el informático de turno, el tímido procurador de oficio, o el auxiliar administrativo de la gestoría de la esquina de repente mostraban un sorprendente espíritu combativo y dejaban caer a sus sufridas audiencias sus febriles análisis del mundo. Sólo la resaca del día siguiente, etílica y espiritual, actuaba como elemento moderador en estos espíritus incomprendidos y oprimidos durante la mayor parte de su vida. Pero todo cambió un día: unos chicos del CERN crearon una cosa a la que llamaron World Wide Web.

Ni Marconi podría imaginarse que su invento terminaría creando una cosa llamada La COPE ni Tim Berners-Lee que sus investigaciones darían lugar a proyectos como Libertad Digital, burbuja.info, o foropolitica.com. Tres puntos calientes de la red del desahogo, que comparte fronteras con la inmensa red mundial de páginas pornográficas. Ambos mundos tienen un mismo objetivo para el visitante: la practica de la masturbación. Es un poco como las industrias alimenticias de productos hipercalóricos -Donuts, McDonalds, Coca-Cola-, que comparten clientes con los cárteles de la cocaína.

Lo curioso del fenómeno troll es que tras salir muchos de ellos del armario gracias a internet, la cosa ha evolucionado hasta el punto de que en vista de la buena marcha de la economía del desahogo ya existen trolls profesionales a los que se les paga por escupir con su foto, nombre y apellidos. Son la versión con perilla y gafas de Jenna Jameson. Normalmente son de la órbita de una derecha casposa y en vías de empobrecimiento. La represión sexual católica crea monstruos y por alguna parte tiene que salir la rabia.

El problema es que los líderes del orgullo troll, con Jiménez Losantos a la cabeza, les invitan de un tiempo a esta parte a que practiquen sus actos de onanismo en público. Es el mayor problema del fenómeno, que de repente te encuentras con alguno de ellos enloqueciendo en plena calle. Cuesta reprimir la risa o el sonrojo que provoca la vergüenza ajena.

noviembre 14, 2009. Etiquetas: , , , , , . Incendios, Ramón, Uncategorized. 2 comentarios.

Encabronados

No son tiempos para estar tranquilito en casa, aunque a la mayoría no se nos ocurra otra cosa que hacer. Gran parte del descontento que deberíamos expresar vivamente se ha traslado aquí, a internet, a las redes sociales, a los blogs… y yo, que tan partidario soy de expresarme en estos cauces, la verdad es que siento que protestar sólo ahí tiene algo de estafa. Al fin y al cabo si las protestas se circunscriben a eso, a internet, muchos titiriteros se andarán frotando las manos. Bienvenidos al Guantánamo independiente de tu casa.

De vez en cuando se escucha en la calle algún grito aislado, alguna refriega, pero la cosa normalmente no da para mucho. Hay que volver a casa después de maldecir mirando al suelo y ocuparse del Facebook, o del tamagochi, o de la cosa que sea que nos mantiene ocupados.

Mientras en las calles la calma apenas la rompe nadie, excepto algún bendito estudiante que protesta porque le ponen las cosas difíciles para ser funcionario, internet bulle. De hecho, son malos tiempos para casi todos, pero no para las suministradoras de conexiones a la red, que ven como todo el mundo quiere una conexión para meterse en burbuja.info y vociferar sobre el precio de su piso o sobre el timo en el que ha picado el vecino de al lado. Tan mal anda la cosa que hasta me alegré el otro día cuando el tio ese feo de la foto le lanzaba unos gritos a Zapatero, por lo menos no lo hacía desde un foro de internet.

El año pasado, sí ese 2007 tan lejano en el que no era posible una crisis y en el que muchos andaban vendiendo y comprando terrenos como chiflados, la bronca se montaba cada dos por tres por la ETA. Nada que no apestase a terrorismo, nacionalismo, o a algún otro infame ismo importaba por aquel entonces. Todos dábamos por seguro el pisazo y el cochazo. Ahora hasta para los fachas es de mal gusto mentar a los chicos de las bombas. Total, que vamos camino de volver al cochecito y al pisito.

Al final nos pareceremos los albaneses del año 1997, cuando se lanzaron todos a la calle rabiosos al darse cuenta de que habían picado en el anzuelo de una estafa piramidal que acabó hasta con el gobierno. La diferencia entre ellos y nosotros es que nosotros tenemos internet y comida hasta explotar.

Pero esto no puede durar. Puede parecernos infinito el tiempo que seremos capaces de vivir simplemente encabronados encerrando nuestros gritos en las cañerías de internet. Pero algún día, seguro que no tan lejano, la mecha prenderá y volverá a haber rebeldes. Rebeldes de verdad, no de esos que se dicen joseantonianos, ni de los que van con traje de raya diplomática y se dicen anarquistas a la vez que liberales y no se que gilipoyeces más. No, esos no, esos son los encabronados, que pueden votar a las izquierdas o a las derechas, pero que en realidad son del partido de la nevera.

Volverán los rebeldes que lo que de verdad quieren es tirarle un zapato al perro de Bush, pero también cambiar un poco el mundo para mejor. Que de eso se trata.

Película recomendada: La ola

P.D. He creado una nueva categoría. La he llamado ‘incendios’. No creo que sea muy necesario explicar que clase de artículos puede englobar.

diciembre 15, 2008. Etiquetas: , , , , , , , . Incendios, Ramón. 2 comentarios.