Zelda Sayre Fitzgerald

Zelda

Debieron ser una pareja fascinante. Francis y ella se conocieron en Montgomery, capital del estado de Alabama, y ciudad natal de la propia Zelda Sayre,  (su nombre de soltera). No tardaron en casarse. En 1920 ya eran marido y mujer (jovencísimos). Un matrimonio que de manera ejemplar representó, como si de un mito griego se tratase, el ascenso a lo más alto y su posterior y fulminante caída. Debía ser una “celebridad” local cuando les presentaron, hija de un prominente juez, rica, bella y rebelde. El también era famosillo, había publicado relatos en prensa y andaba pergeñando “This Side of Paradise” la novelita que le hizo inmediatamente famoso. Se instalaron en Nueva York, y fue en esta ciudad donde comenzó el derroche, ella en el papel de perfecta “flapper”, una pareja divina y talentosa que salía en la revistas, que daban una fiestas de morirse con la gente más interesante de la ciudad, los felices años veinte etc. En junio de 1930 sufrió su primera caída depresiva (seguían siendo un matrimonio despilfarrador que se había trasladado a vivir a la costa mediterránea de Francia); más adelante, le diagnosticaron esquizofrenia y la relación con su marido se deterioró,  a ello contribuyó la crisis del 29 y los problemas creativos ahogados en alcohol. Pero lo peor estaba por llegar: habían representado una época de felicidad y desenfreno antes de la “Gran Depresión”, el mundo de los años treinta sumergido en esa crisis imponía sus propios peajes y la literatura de Francis cayó en desgracia.  Debió ser horrible: multitud de problemas económicos (tenían una hija), discusiones y peleas, infidelidades, celos y separación. Zelda Sayre Fitzgerald murió a la edad de 47 en un incendio en el psiquiátrico Highland Mental Hospital en Asheville, Carolina del Norte. En vida publicó una novela autobiográfica, «Save Me the Waltz». Francis Scott Fitzgerald alcoholizado, sufrió a finales de 1940 dos ataques cardiacos. El segundo le provocó la muerte el 21 de diciembre de 1940 en Hollywood donde malvivía trabajando para la industria del cine. Ambos están enterrados en el Cementerio de Saint Mary, en Rockville, Maryland.

abril 19, 2009. Mujeres que me gustan, Rumpelstilzchen.

6 comentarios

  1. Anti D replied:

    Febrero de 1936

    Claro, toda vida es un proceso de demolición, pero los golpes que llevan a cabo la parte dramática de la tarea—los grandes golpes repentinos que vienen, o parecen venir, de fuera—, los que uno recuerda y le hacen culpar a las cosas, y de los que, en momentos de debilidad, habla a los amigos, no hacen patentes sus efectos de inmediato. Hay otro tipo de golpes que vienen de dentro, que uno no nota hasta que es demasiado tarde para hacer algo con respecto a ellos, hasta que se da cuenta de modo definitivo de que en cierto sentido ya no volverá a ser un hombre tan sano. El primer tipo de demolición parece producirse con rapidez, el segundo tipo se produce casi sin que uno lo advierta, pero de hecho se percibe de repente.

    Así comienza de The Crack Up. El libro donde Fitzgerald relata el desmoronamiento de su vida, el derrumbe de su status Upper classes.
    Es lo único que he leido de él pero logró que sintiese ganas de seguir haciendolo.

  2. Rumpelstilzchen replied:

    Te invito a que sigas haciéndolo, en sus libros mucho más que un paralelismo con nuestros días, encontrarás los grandes temas de siempre expuestos con belleza y melancolía.
    La novela de Zelda no la he leido, se dice que hubo acusaciones de plagio entre ellos dos. Por lo visto “Save Me the Waltz” y «Tender Is The Night» se parecen mucho.

  3. Preste Juan replied:

    ¿Y esta crisis nos traerá el descalabro de algún literato o eso son cosas de otrs tiempos?
    Recuerdo a Juan Luis Panero en «El desencanto» «emponzoñado en güisqui», pronunciando «Fitzgerald» con mucha pompa y gravedad, leyendo algún fragmento creo, proclamándole su devoción. Bastante «estomagante».

  4. ramonescribe replied:

    Esta crisis y el caldo de cultivo que la ha precedido ha matado bastante ya a la literatura. Es lo que pasa en estos tiempos impregnados de hiperrealidad. Tanto se finge, abunda tanto la ficción, que casi todo compite con la literatura. La realidad está desbocada, no es fácil crear una ficción en el sentido clásico del término.

    Una pareja como Francis y Zelda tendrían difícil convertirse hoy en mito.

  5. Rumpelstilzchen replied:

    Más que a su obra, se desfenestró al personaje y con él su literatura. Tanto empeño en representar un estilo de vida provocó que esa misma exibición acabase devorando a uno y a otro. Hoy día esos «espacios» no los ocupan escritores u otros artistas ( tal vez ¿Amy Winehouse?), la vida «rosa» (Scott y Zelda eran personajes del «corazón») tiene en la actualidad sus propios profesionales que se dedican única y exclusivamente a eso.

  6. Anti D replied:

    La prensa rosa de la época, si es que existia algo parecido la ocupaban gente como Francis y Zelda, lo que ahora son analfabetos sin objeto ni beneficio alguno.
    Pasa lo mismo con la música…

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